Ensayo: El diálogo como el inicio de una mejora en la convivencia ciudadana
- Daniela Cevallos
- 14 oct 2016
- 3 Min. de lectura
En el marco del evento Hábitat III, varios temas se conversan en la ciudad. Uno de los temas abordados es Diversidades Urbanas.

“Para renovar las estructuras sociales y convivir mejor como ciudad es importante analizarla desde todas las aristas posibles” (María Emilia Viteri, Docente USFQ). De esta manera, el diálogo juega un papel trascendental al momento de querer generar cambios positivos. Primero, porque existe una inclusión social. Luego, se dan nuevas propuestas que pueden contribuir al mejoramiento de la ciudad. Y, también para solucionar problemas que aquejan a la ciudadanía. A continuación se desglosará más detenidamente cada uno de los puntos mencionados anteriormente.
La tolerancia hacia las diversidades y su incorporación en aspectos relacionados con la participación ciudadana contribuye a generar ciudades más inclusivas. Ciertamente, la discriminación hacia grupos que son diferentes a la mentalidad estereotipada de la sociedad es uno de los grandes problemas en la actualidad. Sin embargo, la propuesta del macro evento Hábitat III brinda nuevas esperanzas de cambio; ya que, se espera crear un modelo de ciudad en el que todos y todas puedan participar activamente sin ser excluidos. Así, el proyecto “Trayectos urbanos, recorridos hacia la espiritualidad cultural”, planteado por Cristina Yépez y Flavio Carrera, estudiantes de la USFQ, busca anular los esquemas monolíticos de convivencia nacional. Es decir, romper con los estereotipos ligados al asombro y rechazo de las personas al ver cómo otras expresan su diversidad. Así por ejemplo, el estudio se basó en las prácticas religiosas de la cultura musulmana en Quito; formulándose varias problemáticas que van desde la discriminación hasta la falta de espacios públicos para llevar a cabo sus cultos. Por ende, se considera que el Hábitat III será un espacio oportuno para la construcción de diálogos a fin de crear un ambiente de aprecio y reconocimiento entre las diversidades tanto religiosas como étnicas y sexuales.
Por otra parte, es importante que las personas participen activamente en los diálogos y propongan proyectos innovadores para mejorar la ciudad. Pues, al fin y al cabo somos nosotros quienes nos beneficiaremos de esto. Por ejemplo, Juliana Zambrano, docente de la USFQ, preparó para el Hábitat III un plan de mapeo crítico, denominado “Desconciertos: cartografías alternativas”. Este es un proyecto en el cual los estudiantes debían registrar cartográficamente todos los sectores posibles vinculados con la convivencia, la movilidad, espacios para hacer deporte, zonas de confianza y de peligro, etc. De esta forma, se puede tener una noción sobre la ciudad; ya que según la teórica del activismo, Jane Jacobs, “las ciudades tienen la capacidad de proponer algo que beneficie a todos”. Por lo tanto, no sólo el diálogo basta para transformar las ciudades sino también, el planteamiento de nuevas propuestas que nos favorezcan.
Asimismo, la ciudadanía no se puede quedar sumida en los problemas sociales. Tampoco, pueden esperar que las autoridades resuelvan todo; pues, debido a un arraigado sistema burocrático, muchas de las veces no conocen sobre las necesidades colectivas que tienen las personas. Una de esas problemáticas está relacionada con el mal uso del espacio público. Esto considerando que algunos ciudadanos parquean sus vehículos en las aceras; o los vendedores ambulantes ocupan la ciclo vía para trabajar. Judith Gamble, una de las panelistas del conversatorio sobre diversidades urbanas y especialista en estudios de género, propone el “Palimpsesto urbano”. Básicamente, se trata de invitar a las personas a reflexionar sobre los cambios que han tenido el uso de los espacios públicos y la inclusión de nuevas voces a la lucha democrática en busca de nuevas posibilidades espaciales. Pues, “antes existían calles por donde caminar con tranquilidad; pero actualmente, las personas están estancadas en el espacio móvil”. Es decir, cada uno reclama su derecho a ocupar un espacio, pero debido a su individualidad y aislamiento generan caos. Por ejemplo, el tráfico de Quito; ya que, todos quieren ir a un lugar al mismo tiempo y no se ponen a pensar en las prioridades o necesidades de los demás. Por esta razón, sería muy útil que las personas conversen con las entidades encargadas de regularizar este y muchos otros problemas, y postulen desde sus experiencias una solución. Evidentemente, lo ideal sería que estas entidades estén dispuestas a escuchar las propuestas y juntos puedan construir una ciudad más amigable con los habitantes.
Para concluir, el Hábitat III será un evento destinado a expresar y escuchar propuestas sobre posibles mejoras en la coexistencia ciudadana. De esta manera, los participantes del evento esperan discutir sobre las problemáticas actuales y plantear espacios públicos incluyentes, dar solución a la inseguridad de la ciudad, reconocer las diversidades como parte del todo, crear infraestructura funcional para todas las personas, principalmente para los vendedores ambulantes y ciclistas, entre otras ideas. Todo esto considerando las implicaciones de vivir en una mega ciudad del siglo XXI. Ahora la pregunta que deberíamos hacernos todos es ¿cuál será nuestro aporte personal para mejorar la convivencia en Quito?
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