LA NIÑEZ ECUATORIANA,
¿ES EL FUTURO DE LA PATRIA?
La realidad de los centros de desarrollo infantil en Quito
Un reportaje de Daniela Cevallos

TESTIMONIOS
DE PÚBLICO A PRIVADO
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SANDY MUÑOZ
Emprendedora y madre a tiempo completo, son los palabras que definen a Sandy Muñoz. Ella es una joven de 22 años que cursaba sus estudios universitarios en la carrera de Periodismo. Sin embargo, tuvo que dejarlos para dedicarse al cuidado de sus hijos y al desarrollo de su micro empresa dedicada a la publicidad.
Su primogénito nació hace tres años, cuando ella empezaba su carrera universitaria, pero esto no representó un obstáculo para que avance con sus estudios.

Sandy Muñoz con su primer hijo, año 2017 // Foto: Cortesía Sandy Muñoz
“Cuando uno es joven su meta es seguir estudiando. Por eso, tuve que dejar a mi hijo en un CIBV"
(Sandy Muñoz)
Mientras ella iba a clases su esposo cuidaba de su hijo. No obstante, él tenía que ir a trabajar. Por eso, tomaron la decisión de buscar un centro infantil para dejar al niño. Su primera opción fue dirigirse hacia un centro privado, pero su tía le recomendó que optara por un CIBV. El problema radicó en que su bebé a penas tenía nueve meses y uno de los requisitos para que un menor pueda ingresar es que haya cumplido el año de edad. Sin embargo, debido a la escasez de niños y el posible cierre del centro, los encargados decidieron infringir las normas y aceptar al menor.
Pese a esto, Sandy guarda gratitud hacia ellos porque además de cuidar a su hijo, potenciaron su desarrollo (lo ayudaron a gatear, a socializar, etc).
Finalmente, en diciembre del 2016, este centro tuvo que cerrar porque no cumplió con el mínimo de su capacidad, la infraestructura no era la adecuada para que los infantes estén seguros y, además, había otro, a unas cuadras de este.
Tras esto, Sandy tuvo que buscar otro centro. Se acercó al MIES y le dieron el traspaso hacia un CIBV ubicado en el Hospital del Sur. Su tranquilidad fue momentánea porque empezó a notar que su hijo no se acoplaba. Faltó un día a clases para ver lo que pasaba. Habló con la docente que estaba a cargo del menor y no le dieron una respuesta clara. Fue a hablar nuevamente en el MIES y tampoco la ayudaron.
Además, tuvo otro problema en ese centro. Esta vez con respecto a una lista de útiles que les piden para ingresar. Su bebé solo estuvo tres semanas en ese establecimiento y cuando Sandy fue a pedir los materiales que entregó al inicio, los encargados se negaron. Al final, le devolvieron pero no bajo la lógica del corto tiempo que estuvo en el lugar; ya que, por ejemplo, la mayoría de los artículos como jabón, pasta de dientes, entre otros, casi se habían terminado.
Luego, una amiga le sugirió que lo llevara a otro CIBV en Chillogallo, sur de Quito, y ahí le ayudaron con su bebé. Como el establecimiento era cofinanciado, tuvo que pagar una mensualidad de $15. Sin embargo, esta cantidad es mínima considerando todos los beneficios que recibió su hijo: 3 comidas al día, la valoración mensual por parte de un médico y un odontólogo del ministerio de salud, medicamentos, docentes que potencian el desarrollo de su hijo, etc.

Hijo de Sandy Muñoz // Foto: Cortesía
El niño ya cumplió la edad para asistir al Inicial 1. Por esa razón, Sandy tuvo que retirarlo de ese CIBV y lo inscribió en un centro de desarrollo infantil privado.

Sandy Muñoz y su familia // Foto: Cortesía
Su otra hija tiene un año. Con ella, la situación fue algo diferente. Sandy aún seguía estudiando cuando se enteró que nuevamente iba a ser mamá.
Cuando ella nació, Sandy tuvo que alejarse de sus estudios. Después de un tiempo regresó a las aulas. No obstante, al igual que su primogénito, ella no tenía con quién dejarla para que la cuiden. Por tal motivo, ella decidió enviarla a un centro infantil privado, al que acudía su otro hijo. Sin embargo, debido a problemas internos en su universidad y su afán por sacar adelante su empresa, ella decidió dejar de estudiar.
Ahora, es ella quien se dedica a cuidar a sus niños. No descarta retomar sus estudios. Por el momento, es feliz compartiendo con sus hijos y trabajando en el desarrollo de su empresa. Sandy añade que los dos centros que estuvieron a cargo de sus bebés le ayudaron cuando ella más lo necesitaba. Pues, además de permitirle realizar sus actividades, sus hijos pudieron desarrollarse de manera integral. Principalmente, su primogénito.
Sandy Muñoz comenta su experiencia con los centros de desarrollo infantil. // Video: Daniela Cevallos